jueves, 21 de julio de 2016

Apuntes sobre ciudades y vestimentas

Segundo y último pantallazo de Win Wenders en Japón, esta vez para realizar un retrato documental sobre el diseñador Yohji Yamamoto. Se proyectará en 16mm gracias a la colaboración del Goethe-Institut Buenos Aires, el miércoles 27 de julio a las 20:30 horas.


Miércoles 27 de julio - 20:30 horas
APUNTES SOBRE CIUDADES Y VESTIMENTAS
(Aufzeichnungen zu Kleidern und Städten, Alemania / Francia, 1989, color, 79 minutos)
Dirección y producción: Win Wenders.
Guión: Francois Burkhardt, Wim Wenders
Dirección de Fotografía: Masasai Chikamori, Muriel Edelstein, Uli Kudicke, Robby Müller, Musatocki Nakajima, Wim Wenders.
Montaje: Dominique Auvray
Música: Laurent Petitgand


El ensayo cinematográfico encomendado por el Centro Parisino Pompidou cuenta superficialmente del diseñador de moda japonés Yohji Yamamoto y de su trabajo, pero más bien se trata más de Wim Wenders mismo, de la producción de películas y de la identidad de las imágenes. Las creaciones de Yamamoto son sólo un ejemplo, aunque Wim Wenders crea ser "él mismo" en ellas: es decir, se trata de un arte manual admirado por el productor cinematográfico comparado continuamente con el propio oficio, que gira alrededor del sueño de los antiguos maestros, de confeccionar la "verdadera" camisa, de hacer la "verdadera" silla o bien de rodar la "verdadera" película.

La reflexión para el artista conduce desde allí inevitablemente a los problemas de la identidad, individualidad y originalidad. Yamamoto quema todo lo que ha sobrado y no fue vendido de cada colección; su letra -dice él- no la puede copiar nadie. Sin embargo, Wanders se pregunta: ¿qué es lo que sucede con el original y la copia en la cinematografía? ¿Es la negativa que más bien no la ve nadie, o la copia positiva? Y, ¿qué aspecto tiene esto con mayor razón en el caso de la técnica digital de los modernos sistemas de video? ¿en el caso de la manipulabilidad ilimitada gracias a la electrónica? Lo interesante del ensayo cinematográfico de Wenders es que hace visible problemas y contradicciones, no intentando, sin embargo, endosarle al espectador al mismo tiempo las respectivas respuestas. "Identidad", -sólo en el caso de esta palabra siente un calor en torno a su corazón-, dice el productor cinematográfico al principio de su ensayo. Identidad como salvación de vivir "de algún modo", de ser "algún fulano". Las vestimentas y las ciudades representan en esta película, al fin y al cabo, sólo accesorios de un escenario bélico en el que se resuelve la lucha por la identidad.


El diseñador de moda Yamamoto sueña de los tiempos de los antiguos maestros, cuando no todo había sido adquirible y consumible. Y sin embargo, con su trabajo le sirve al consumo y a la posibilidad de adquisición. El fantasea poderle coser a la gente los vestidos adaptados a la piel -o, mucho mejor, adaptados a la personalidad-, y sin embargo vende sus colecciones en tiendas para las cuales estiliza incluso penosamente su firma para que ésta se adapte a la imagen. El forma parte de un rudo mundo comercial y, sin embargo, se aferra a la ilusión de "darles" vestidos a las mujeres para preguntarles después: "Can I help you?".


Wenders no examina necesariamente en detalle estas contradicciones. Probablemente porque le afectan demasiado, porque él se aferra también a los sueños del viejo maestro artesano, realizando, sin embargo, sus trabajos en una industria y para ella misma. No obstante, su película hace que este dilema sea comprensible -sin comentarlo-. A éste nos tropezamos como con un misterioso tema principal. Las ciudades le entusiasman a Yamamoto como a Wenders, y, sin embargo, son las imágenes que la película muestra de Tokio, que se encuentran siempre fijas en la desolación de modernos desiertos en hormigón, en lo contrario de la identidad. Y precisamente en este desierto descubre Wenders la autenticidad de la cámara electrónica, que antes la había considerado el enemigo de muerte del cine. Una imagen válida de Tokio, dice él, es posible también en video -con el medio de la identidad más ínfima-. Para los diálogos con Yamamoto, Wenders prefiere la cámara de video cuya presencia es menos impertinente y menos pertur-badora. En la imagen cinematográfica no se cansa de demostrar las diferencias ni de confrontar ambos diseños distintos mutuamente dentro de un solo enfoque. Los monitores desarrollan con sus propias imágenes delante de la cámara un plano visual adicional; Wenders combina y forma "collages" como lo había hecho antiguamente el cine con el método de la pantalla partida (split screen). Y cuando el monitor con su propia imagen es sólo lo suficientemente pequeño y distante de la cámara filmadora, entonces desaparecen también los renglones y con ellos lo que se había considerado siempre hasta ahora aparentemente como la diferencia más importante entre la película y el video. La imagen de video, enormemente flexible e ilimitadamente a disposición, señaliza el fin de la configuración incondicional.


Quizás necesiten determinadas formas un determinado material, dice Yamamoto, o tal vez sea también al revés. Esta frase le viene a Wenders como a pedir de boca: él también ve allí el viejo dilema, la encrucijada de todo arte. El director cinematográfico busca la forma para su nuevo material, para el video sin forma, sin que una voluntad estilística dominante estreche u oprima la vida de las imágenes y de los sonidos.

El ensayo cinematográfico de Wenders hace que uno sea muy consciente del carácter del cine, dicho más exactamente: del carácter del cine de Wim Wenders. Quien espere de la película un exacto vistazo en el origen de las creaciones de Yamamoto, verá apenas satisfechas sus expectativas. Al contrario, se podría molestar por la vanidad con la que chocan aquí dos maestros convencidos de sí mismos, quedándose demasiados egocéntricos para llamarse la atención mutuamente por sus contradicciones. Wenders tiene que haber notado esto a más tardar en la mesa de corte. El final de su ensayo es un acto de mala consciencia. El director entrega una imagen que la resalta como su enfoque favorito: este enfoque muestra el equipo del diseñador de moda cómo realiza el trabajo concreto y propiamente dicho de la confección. Wenders califica a los colaboradores de Yamamoto como "ángeles de la guarda del trabajo de un autor". Los maestros se han ocupado de sí mismos tiempo suficiente hasta que admiten que estarían perdidos sin el trabajo simultáneo de otros. La identidad del cine de autores es, -esto lo sabe también Wenders-, un asunto engañador

Hans Günther Pflaum


Función realizada con el apoyo del Goethe-Institut Buenos Aires.

Temporada X / Función 199
Cineclub La Rosa
Austria 2154

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