miércoles, 30 de junio de 2010

Los mercaderes y el templo

Algunos lo critican por sensacionalista, otros por manipulador, otros por simplista, pero lo cierto es que Michael Moore parece haberse convertido en el radiólogo más humano de su país: la violencia en Bowling for Columbine, la mentira política en Fahrenheit 9/11, el desamparo estatal en Sicko. Tras la explosión de la burbuja inmobiliaria y el crac del sistema financiero, estrena Capitalismo: una historia de amor, un documental que retoma lo mejor de su obra y vuelve al escenario de su primer documental.


Por Hugo Salas

Desde el estreno de su primera película, Roger & Me, en 1989, Michael Moore se convirtió en un referente indudable dentro del universo cinematográfico, lo que incluso llevó a que se intentara sumarlo a la industria del entretenimiento con la serie televisiva The Awful Truth, 24 desiguales episodios emitidos entre 1999 y 2000. El éxito comercial de Bowling for Columbine (2002), totalmente desusado para los parámetros de un cine que podríamos llamar “documental”, no tardó en granjearle tanto entusiastas como detractores. Mientras que algunos lo consideran un activista decidido, valiente e incluso uno de los pocos representantes del periodismo independiente dentro de los Estados Unidos, capaz de llegar a grandes segmentos de la población, muchos críticos y colegas lo tildan –palabras más, palabras menos– de payaso egocéntrico capaz de distorsionar la verdad sólo para ajustarse a su discurso activista, al tiempo que otro grupo, más sofisticado, lo acusa de ingenuidad ideológica y voluntarismo político.

La incomodidad que supo generar en el público estadounidense con Fahrenheit 9/11 (2004), sobre las consecuencias e implicancias políticas de la célebre serie de atentados, en un momento en que ese público –en su gran mayoría– no estaba muy dispuesto a discutir tales temas, no se vio para nada aliviada por el tratamiento ciertamente hiperbólico y en ocasiones falaz que dio en Sicko (2007) a la problemática del sistema de salud y su relación con las industrias farmacológicas y de seguros. Tal vez esto explique por qué su película siguiente, Captain Mike across America (2007), sobre la creciente conciencia política entre los jóvenes universitarios, no tuvo siquiera estreno comercial en nuestro país.

En efecto, hizo falta la gran crisis del sistema financiero y el negociado de las hipotecas para que Moore volviera a lo mejor de Roger & Me, dejando de lado la preocupación por el impacto que sesgara su producción desde Bowling for Columbine. Sin renunciar al sentido del humor paródico y la protesta del solitario hombrecito enojado que han constituido desde siempre su sello distintivo, Capitalismo: una historia de amor (2009) lo muestra en su mejor faceta, una que obliga a analizar nuevamente el sentido de su cine en la industria contemporánea.

Desde sus primeras imágenes, la película parte de una idea que probablemente irrite a los pensamientos más sutiles: el paralelismo entre el Imperio Romano y la actualidad política de Estados Unidos. Se trata, sin duda, de una visión peregrina que hace flaca justicia a la historia, pero a decir verdad tampoco se la toma demasiado en serio, como lo prueba el empleo del absurdo en el montaje paralelo que propone entre la película pedagógica sobre historia antigua y las imágenes periodísticas de hoy. El sentido de la secuencia, en realidad, no parece ser el de ilustrar una idea (como sí se hará con otras más adelante) sino meramente hacer reír, permitirse un chiste, establecer un lazo de comunicación y complicidad con el espectador.

Este, como tantos otros procedimientos, forma parte del repertorio que le ha valido al director el mote de “manipulador” entre los partidarios de un purismo documentalista según el cual estas imágenes deben dejar ver al espectador “por su propia cuenta” algo que se materializaría ante su mirada en la transparencia misma de la realidad capturada por la cámara (idea que comparten con cierto realismo ampliamente extendido en el ámbito cinematográfico). Créase o no, entre quienes esto sostienen se cuentan también quienes lo acusan de “ingenuo” en su pensamiento político, por pretender (como lo ha hecho siempre) deslindar la democracia, en tanto sistema político, del capitalismo; de allí, dicen, el sesgo individualista y liberal de su cine. Una y otra imputación, sin embargo, parten de un error fundamental: suponer que Moore hace cine documental, un cine que sólo pretenda acercar al espectador una visión analítica y como mucho bienintencionada del mundo.

A decir verdad, después de más de 20 años de carrera, el señor merece algo más que el beneficio de la duda. De hecho, su modelo no es siquiera fácilmente transferible a otras realidades, contextos ni propósitos que aquellos para los que fuera ideado. Ocurre que, antes que “documental”, entendiendo por ello una expresión que meramente registra y da cuenta, la producción de Moore se alinea directa y decididamente en el campo del cine político, y quizá sea uno de los pocos continuadores, en la actualidad, del cine de agitación y propaganda tan extendido durante fines de los años ’60 y la década de los ’70, de Francia (con los prestigiosos Cinétracts y el emblemático grupo Dziga Vertov de Godard-Gorin) a la Argentina (con La hora de los hornos, Los traidores y Operación Masacre).

Al igual que en sus célebres predecesores, Moore parte de análisis sesgados y voluntariamente parciales de la realidad para llegar a consignas que provoquen la reacción y la acción política directa del público. Esto resulta palmario en el final de Capitalismo..., donde luego de una de las clásicas intervenciones solitarias de Moore (que rodea algunas de las principales instituciones financieras de Wall Street con la conocida faja de escena del crimen y les grita por megáfono a sus directivos que se entreguen), su voz en off dice directamente a los espectadores, como grupo, que ya está cansado de hacer estas cosas solo y les pide que se le sumen, y que por favor lo hagan rápido. Desde ya, este llamamiento puede parecer tibio o pequeño al lado del fuego purificador de la revolución que se reclamaba en los ’70, pero cabe reconocer también que mientras aquel cine le hablaba a una sociedad donde la insurrección civil y la acción directa eran realidades vivas y palpables, hace ya dos décadas que Moore viene intentando hacer agitación y propaganda con el cine en el lugar menos pensado, en el marco de una sociedad donde la noción misma de desobediencia civil llegó a igualarse en la complicidad con el terrorismo.

Es cierto: su modelo de “cineasta solo contra el mundo” está imbuido de individualismo liberal de la cabeza a los pies, y sus análisis –a veces inmediatos y palpables– evitan las grandes complejidades macroestructurales de los problemas que plantea. Pero antes de tildarlo meramente de ingenuo conviene hacerse una pregunta: ¿era posible otro modelo de cine político en Estados Unidos? Si su intención no era, como suele ocurrir muchas veces, hablarles a los ya convencidos, ni ilustrar sobre las ventajas de otro modelo de vida a quienes tenían en su poder los muy escasos carnets del Partido Socialista estadounidense, sino antes bien sumar, convencer, persuadir a un público probablemente manipulado por otro discurso ideológico... ¿tan ingenuos resultan los procedimientos destinados a generar empatía, complicidad e identificación?

Por otra parte, queda analizar la base de su discurso actual. Durante sus dos horas de duración, Capitalismo... en efecto deslinda la noción de democracia del sistema capitalista, tal como es entendido en la actualidad (como capitalismo financiero); incluso llega a decir que el gran capital funciona como una mafia que ha suplantado al Estado, para ligar entonces la idea de una verdadera democracia a los propósitos del estado de bienestar, tal como fuera entendido y presentado en los discursos de Roosevelt (trabajo, salario digno, vivienda, salud, educación y jubilaciones), permitiéndose incluso señalar, a raíz de la candidatura de Obama y el miedo que los medios intentaron instalar, que los estadounidenses pobres –muchos más que los ricos– ya no parecen tenerle tanto miedo a la palabra “socialismo”, como así también el re-surgimiento del cooperativismo como modelo de producción. Es verdad, no llama a la revolución bolchevique, la destrucción de la propiedad privada de los medios de producción, la reforma agraria, ni la constitución de los soviets; pero, a decir verdad, no hay muchas izquierdas, en ningún lugar del mundo, que alienten lejos de la retórica partidaria programas más extremos que éste, y mucho menos en Estados Unidos.

En el medio de este alegato, Moore no vacila en destruir la sólida ligadura entre el discurso cristiano y el capitalismo que se construyera durante la administración Bush, y para eso trae a su película al discurso religioso, con curas de cuerpo presente señalando que otra organización económica es posible y que el capitalismo es moral y cristianamente condenable. Es más: con un obispo dando la eucaristía a los trabajadores en una fábrica tomada. ¿Debemos inferir de ello que Moore es un gordo ingenuote estadounidense y además un chupacirios, traidor de la clase obrera que pretende sumergirla en el opio por antonomasia? ¿O que se trata de un activista que, reconociendo la influencia del discurso religioso sobre aquellas personas a las que trata de convencer, en vez de desestimarlo, recurre a él? Desde ya, su propuesta no queda exenta de los debates éticos que subyacen a la acción política, pero merece mayor análisis que la condescendencia desde el debate de café.

Publicado en el suplemento Radar, Página/12, domingo 13 de junio de 2010

jueves, 24 de junio de 2010

Agnès Varda: "Los cortos parisinos" + "Los cortos contestatarios"

Todo lo bueno termina, incluso el mes de "Junio con Agnès Varda". En la última función proyectaremos dos programas de cortos, los "parisinos" y los "contestatarios". Con el auspicio de la Embajada de Francia, será el miércoles 30 a las 20 horas, en Austria 2154. Entrada libre y gratuita.

Miércoles 30 - 20 horas
Proyectaremos: ¿Sabes que tienes bonitas escaleras?, Los amantes del puente Mac Donald, Las llamadas cariátides, El león volátil, Panteras negras, Respuesta de mujeres y 7 dormitorios, cocina y cuarto de baño (no se lo pierda). Tiempo total: 95 minutos.


¿SABES QUE TIENES BONITAS ESCALERAS?
(T’as de beaux escaliers, tu sais, Francia, 1986, color/blanco y negro, 3 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Patrick Blossier.
Música: Michel Legrand.
Montaje: Marie-Jo Audiard.
Con la participación de Isabelle Adjani.

Sinopsis: ¿Cómo rendir homenaje, en 150 segundos, a los 50 años de la Cinemateca Francesa (cuando estaba en Chaillot) si no es filmando los cincuenta escalones que suben al Museo del Cine y descienden a la sala oscura, donde se proyectan algunas obras maestras con escaleras famosas? Sin lugar a dudas: ¡Viva la Cinemateca Francesa!
 
La primera proyección pública de este cortometraje fue en el Festival de Cannes de 1986.


LOS NOVIOS DEL PUENTE MAC DONALD
(Les fiancés du pont Mac Donald, Francia, Francia, 1961, blanco y negro, 3 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Jean Rabier.
Música: Michel Legrand.
Montaje: Janine Verneau.
Elenco: Anna Karina, Jean-Luc Godard, Sami Frey, Jean-Claude Brialy, Eddie Constantine, Danielle Delorme e Yves Robert.

Sinopsis: Un joven lo ve todo negro cuando lleva gafas de sol. Basta con quitárselas para que las cosas se arreglen. Una minipelícula burlesca y muda incluida en Cléo de 5 à 7... ¡y completada!. Vemos a Jean-Luc Godard sin gafas y a Anna Karina de rubio.


LAS LLAMADAS CARIÁTIDES
(Les dites cariatides, Francia, 1984, color, 13 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Cyril Lathus.
Montaje: Hélène Wolf.
Música: Rameau y Offenbach.
Poemas: Baudelaire.

Sinopsis: Mujeres estatuas, columnas humanas, son muchas las cariátides de París. Baudelaire ha perdido la voz y Agnès nos declama sus poemas. «Soy bella, oh mortales, / como un sueño de piedra.». Selección oficial del Festival de Venecia, 1984.

«Trece minutos con Agnès Varda son vida y energía. Humor. Esa ola de insolencia que no es probablemente sino su alegría y libertad de filmar.» (S. N., Télérama, septiembre de 1984).

«Se respira una bocanada de poesía gracias a Agnès Varda, que ha filmado las cariátides y los atlantes.» (F. Tredez, France-Soir, abril de 1984).


EL LEÓN VOLÁTIL
(Le lion volatil, Francia, 2003, color, 12 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Mathieu Vadepied y Xavier Tauveron.
Sonido: Jean Luc Audy.
Montaje: Agnès Varda y Sophie Mandonnet.
Elenco: Julie Depardieu, David Deciron, Frédérick E. Grasser-Hermé y Valérie Donzelli.

Sinopsis: Todo transcurre entre Clarisse, vidente en devenir, Lazare, empleado en las Catacumbas de París, y el león de Belfort, de bronce. Unidad de lugar: la plaza Denfert-Rochereau (París distrito 14). Historia de amor, de aparición y de desaparición en el distrito 14 de París...

«Es una pequeña película de Agnès Varda...doce minutos. Hay un león de piedra, un gato “de pelo y hueso”, como ella dice, una aprendiz de cartomancia, un joven guarda de las catacumbas, pasantes y coches que circulan alrededor del león, en la plaza Denfert Rochereau de París. Casi nada y resulta maravilloso.» (E. Breton, L’Humanité, abril de 2004). Premio del público al mejor cortometraje en el Festival de Películas de Mujeres de Créteil de 2004.


PANTERAS NEGRAS
(Black Panthers, Estados Unidos, 1968, blanco y negro, 30 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: David Myers, Paul Aratow y Agnès Varda, con la ayuda de Tom Luddy.
Sonido: Paul Oppenheim y James Steward.
Música: «Soul Music» improvisada por las Panteras Negras durante los encuentros.
Montaje: Paddy Monk.

Sinopsis: Documental rodado en Oakland (California), durante las manifestaciones por el proceso de Huey Newton, líder de los activistas negros... En la época en la que los Black Panthers tenían un programa y proyectos, entrenamiento de tropas, manifestaciones, bailes y declaraciones, una época en la que los Black Panthers tenían preocupado a Estados Unidos. ¡Lo negro es hermoso!

«Es un reportaje incendiario (...). La memoria de los estadounidenses blancos es corta y Panteras Negras de Agnès Varda puede ayudarles a refrescarla.» (C. Clouzot, Cinéma 70 n° 143, febrero de 1970). Premio del Festival de Oberhausen (RFA), 1970.


RESPUESTA DE MUJERES
(Réponse de femmes, Francia, 1975, color, 8 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Jacques Reiss.
Sonido: Bernard Bleicher.
Montaje: Marie Castro.

Sinopsis: 1975: Año de la Mujer. La cadena Antenne 2 pide a siete mujeres cineastas que contesten en siete minutos a la pregunta: «¿Qué es ser mujer?» Agnès Varda contesta con un film-pasquín (Notre corps – Notre sexe). Mujeres que, con su mentalidad de mujer, hablan de sexo, de deseo, de publicidad y de hijos (tenerlos o no tenerlos). Una mujer embarazada y desnuda, bailando y riendo a carcajadas, provocó reproches escritos de los telespectadores.

«¿Qué es ser mujer? Había que contestar en siete minutos. Yo pedí ocho» (entrevista a Varda realizada por M. Amiel, Cinéma 75 n° 204, diciembre de 1975). Nominada al premio César 1976, categoría Cortometrajes Documentales.


7 DORMITORIOS, COCINA Y CUARTO DE BAÑO (NO SE LO PIERDA)
(7 P., Cuis., S. de B... (à saisir), Francia, 1984, color, 27 minutos).
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Nurith Aviv.
Música: Pierre Barbaud.
Montaje: Sabine Mamou.
Elenco: Yolande Moreau, Marthe Jarnias y Louis Bec.

Sinopsis: Visita poco habitual de un gran piso vacío. ¿Vacío o lleno? Puede que una familia haya vivido en él o vaya a vivir. Puede que una joven se marche... Puede que los viejos de antes no se hayan ido... Las paredes cuentan un curioso tiempo que pasa... Se trata de imaginación más que de inmobiliaria.

«¿Será la casa quien recuerda? Agnès Varda reanuda aquí con la poesía de sus primeros cortometrajes (...) y hace que los espectadores más prosaicos se vuelvan poetas. La joven que sueña con irse de la casa familiar donde se ahoga dominada por un padre despótico, podría convertirse en Mona la libertaria, Mona la inaccesible.» (C-M Trémois, Télérama n° 1878, enero de 1985).


Temporada 4 / Función 50
Cineclub La Rosa
Austria 2154

miércoles, 9 de junio de 2010

Agnès Varda: "Cinevardaphoto"

Continuamos con el ciclo "Junio con Agnès Varda" en el Cineclub La Rosa, y en esta ocasión proyectaremos dos cortos y un mediometraje que tienen por eje central la fotografía. Con el auspicio de la Embajada de Francia, el miércoles 16 a las 20 horas, en Austria 2154. Entrada libre y gratuita.


Miércoles 16 - 20 horas
Proyectaremos: ¡Hola, cubanos!, Ulises e Ydessa, los osos y etc... Tiempo total: 96 minutos.


¡HOLA, CUBANOS!
(Salut les cubains, Francia/Cuba, 1963, blanco y negro, 30 minutos)
Guión, Dirección y Fotografías: Agnès Varda.
Animación y Tomas de vista: J. Marques y C. S. Olaf.
Montajee: Janine Verneau.
Comentarios: Michel Piccoli.

Sinopsis: Cuatro años después de la llegada de Fidel Castro, Agnès se trajo de Cuba 1.800 fotografías y elaboró con ellas un documental didáctico y divertido. Fidel y sus músicos. ¡Socialismo y cha-cha-cha!

«Un virtuoso montaje de fotografías en blanco y negro, homenaje a lo que entonces es un “pintoresco tropical-socialismo”, cuatro años después de la revolución castrista.» (A. Peigné-Giuly, Libération, 2004). Paloma de plata del Festival de Leipzig (RFA). Medalla de bronce de la Exposición Internacional del Film Documental, Venecia, 1964.


ULISES
(Ulysse, Francia, 1982, color/blanco y negro, 22 minutos)
Guión, Dirección y Fotografías: Agnès Varda.
Fotografía: Jean-Yves Escoffier.
Sonido: Jean-Paul Mugel
Montaje: Marie-Jo Audiard
Con Ulysse Llorca, Bienvenida Llorca y Fouli Elia.

Sinopsis: A orillas del mar, una cabra, un niño y un hombre. Es una fotografía tomada por Agnès Varda en 1954: la cabra estaba muerta, el niño se llamaba Ulises y el hombre estaba desnudo. La película explora lo imaginario y lo real a partir de esta imagen fija. Al flirtear con la memoria, nos quedamos atónitos...

«Una joya de inteligencia, de humor, y una auténtica lección sobre el arte de mirar.» (L. Perreault, La Presse Québec). Selección oficial del Festival de Cannes de 1983, sección Un certain regard. Premio César al Mejor Documental de Cortometraje, 1984.


YDESSA, LOS OSOS Y ETC...
(Ydessa, les ours et etc..., Francia, 2004, color, 44 minutos)
Guión y Dirección: Agnès Varda.
Fotografía: Markus Seitz, John Holosko y Claire Duguet.
Sonido: Jens-Christian Börner y Rob Fletcher.
Música: Didier Lockwood e Isabelle Olivier.
Montaje: Agnès Varda, asistida por Jean-Baptiste Morin.

Sinopsis: Descubrir en dos habitaciones inmensas cientos de fotografías antiguas: grupos de familias, amigos o deportistas... Descubrir que en cada imagen hay un osito de peluche... ¿Por qué razón Ydessa ha reunido esas imágenes y cómo lo ha hecho? Se nota la preocupación. La visita filmada de la colección presentada en Munich reserva sorpresas. Ositos implicados en la Historia...

«Varda anuncia la gravedad de las cosas privilegiando como siempre el sabor y la levedad de las palabras.» (S. Grassin, Première, 2004). Selección del Festival Internacional del Documental de Marsella, 2004.


Temporada 4 / Función 49
Cineclub La Rosa
Austria 2154

jueves, 3 de junio de 2010

Una jornada de amor en la Biblioteca

El domingo 13 de junio se realizará la segunda edición de la jornada "Bibliotecas Abiertas", y allí el Cineclub La Rosa proyectará en función especial la película El amor (primera parte), presentada por Alejandro Fadel, uno de sus directores.


Domingo 13 de junio - 18 horas
EL AMOR (PRIMERA PARTE)
(Idem, Argentina, 2004, color, 110 minutos)
Guión y Dirección: Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Juan Schnitman.
Producción: Mariano Llinás.
Fotografía: Soledad Abot Glenz, Martín Mohadeb, Soledad Rodríguez y Laura Caligiuri.
Montaje: Andrés Pepe Estrada.
Música: Gabriel Chwojnik.
Sonido: Luciano Moreno.
Elenco: Leonora Balcarce, Luciano Cáceres, Soledad Cagnoni y Augustín Mendilaharzu.

 
Sinopsis
La historia de una joven pareja (Leonora Balcarce y Luciano Cáceres), desde su inicio hasta su conclusión, desde las euforias del enamoramiento hasta los desdibujados y oscuros días finales, es observada con ojo analítico y afán investigador.

¿Cómo y por qué dos personas se enamoran? ¿En qué momento? ¿Cuándo comienzan a ser una pareja? ¿Qué imprevisibles mecanismos ponen en marcha la convivencia? ¿En qué momento secreto las cosas, imperceptibles, comienzan a marchar hacia el final? ¿Cuándo termina una relación, y cuándo debería terminar?

Pedro y Sofía, con su sencilla historia de amor, se convierten en representantes de todos aquellos que, a los veinticinco años, hayan estado enamorados.


Alejandro Fadel
Nació en Tunuyán, Mendoza, en 1981. En la Universidad del Cine, donde cursó sus estudios, filmó los cortos ¿Qué hacemos con Pablito? (2000) y Felipe (premiado en el BAFICI 2003), entre otros.

Fue guionista de los largometrajes Carancho (2010) y Leonera (2008), ambas de Pablo Trapero.


Sobre la jornada "Bibliotecas abiertas"
El Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte participará, al igual que el año pasado, de la Segunda Jornada "Bibliotecas abiertas", organizada por la Dirección General del Libro del Gobierno de la Ciudad.

Ese día, todas las bibliotecas de la ciudad (públicas, populares, privadas) permanecerán abiertas para recibir las visitas de quienes quieran conocerlas, acercarse y participar de actividades especiales.

Nuestra Biblioteca permanecerá abierta desde las 16.30 horas. Además de la película, estará la exposición fotográfica "Sábados", de Federico Peretti y Pablo Pivetta. La entrada es libre y gratuita.

Temporada 4 / Función 48
Cineclub La Rosa
Austria 2154