viernes, 15 de septiembre de 2017

De Caligari a Mabuse

Compartimos un texto que echará luz sobre la oscuridad de los dos doctores que aterrorizaron desde el cine alemán y este mes atenderán en el Cineclub La Rosa.


De Caligari a Hitler. Un historia psicológica del cine alemán, de Sigfried Kracauer (1947) es el ensayo que explica, desde la perspectiva de una especie de sociología y psicología cinematográfica, la existencia de tendencias anímicas que permitieron la llegada del nacional-socialismo al poder. De acuerdo a las tesis de Kracauer, el cine alemán se convirtió, durante este periodo, en el reflejo de un proceso de paralización anímica (geistige Lähmung) de la sociedad y sus películas, en espejos en los que dichas tendencias paralizadoras se hicieron visibles.

El testamento del Dr. Mabuse (1932) representa, pues, adoptando la lógica argumentativa de Kracauer, una de las películas que cierra el periodo de incubación psicológica del totalitarismo en la Alemania de entreguerras. Mientras que una de las que lo abre, formal y estilísticamente, es la ya mítica realización de Robert Wiene: El gabinete del Dr. Caligari (1924). Cinta que, por cierto, también porta en su título la influencia de la naciente psicología clínica de la época.

Los personajes emblemáticos de ambas películas —el Dr. Caligari y el Dr. Mabuse— cumplen la tarea de articular cinematográficamente la progresiva desarticulación social previa a la llegada de los Nazis al poder. Ambas figuras oscilan entre la genialidad y la locura y se encargan, de una u otra forma, de sembrar el terror. Vistas desde el ángulo de su pura aparición dramática encarnan una forma de maldad alojada en el seno mismo de un supuesto conocimiento esclarecido (ilustrado) del alma humana: el de la, por entonces, naciente psiquiatría clínica. 


Como consecuencia fílmica de lo anterior el sanatorio/manicomio —el supuesto lugar del cuidado, de la cura, del tratamiento y de la recuperación mental y anímica— adquiere dimensiones amenazantes: los espacios se dislocan y el uso de luces y sombras —del claroscuro expresionista— marcan la dualidad implícita de los personajes. En este contexto, entonces, vemos el expresionismo cinematográfico alemán adoptar la forma de documento histórico de una época.

Lang concluye, en este sentido, el ciclo especular iniciado por Wiene, pero, suministrando a El testamento… una mayor dosis de veracidad social. Veracidad que Wiene, en cambio, prefirió dejar en segundo plano, sacrificando, con esto, la fluidez de una lectura en clave social de los símbolos presentes en El gabinete...

Pues, si bien en ambas cintas el desquiciamiento sucede en términos de una absoluta toma de control de las acciones de una persona por otra —las de Césare (Conrad Veidt) por el Dr. Caligari (Werner Krauss) y las del Dr. Baum (Oscar Beregi) por el Dr. Mabuse (Rudolf Klein-Rogge) respectivamente-, El gabinete… es un testimonio de época más difícil de interpretar como tal, debido a la imponente fuerza de sus imágenes y a una cierta indiferencia social en la resolución narrativa de su trama.


En efecto, el guión original escrito por H. Janowitz y C. Mayer no contemplaba hacer de la historia principal un mero delirio de Franzis (Friedich Fehér), el personaje que relata los acontecimientos. Al transformar la historia del Dr. Caligari y de Césare, el sonámbulo-hipnotizado que asesina por órdenes del primero, en el delirio del paciente de un sanatorio, Wiene opta por un esquema y desenlace narrativo que obstaculiza una lectura simbólica más directa del estado de la sociedad de la época.

De esta forma, entonces, El gabinete del Dr. Caligari ofrece en su propia factura una interesante dualidad: la de una depurada y revolucionaria estética cinematográfica desplegada, empero, dentro de los márgenes de un guión que escamotea la posibilidad de referir sus acciones y personajes a la realidad social de un Estado tiránico. Estado que había enviado a la guerra, la Primera Guerra Mundial, a miles de hombres en calidad de siervos y sonámbulos.

Carlos Novoa Cabello
Fragmento del artículo "Espejos, espectro y obediencia ciega" publicado en Encadenados, noviembre de 2013.

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