martes, 29 de octubre de 2013

A los asistentes de la función

Reproducimos la carta que José Martínez Suárez nos enviara a propósito de la proyección de Noches sin lunas ni soles, última película del ciclo que ha repasado su filmografía, que disfrutaremos el miércoles 30 de noviembre a las 20:30 horas, en Austria 2154, con entrada libre y colaboración voluntaria.


Por si no puedo concurrir, le pediré al fervoroso cineasta, entusiasmado cinéfilo, director de este magnífico cineclub y querido amigo Emiliano Penelas, que lea estas pocas líneas.

Señoras y señores: el ciclo ha terminado.

No sé cuantas películas del mismo habrán visto cada uno de ustedes.

Espero no solo que les hayan agradado sino que y sobre todo, les haya servido de algo.

Toda manifestación cultural (un libro, un edificio, una caricatura, un florero artístico) debe conllevar una información, un mensaje al visionador, al espectador, al mirador.

Esa información no pretende salvar al mundo. Pero sí hacerlo un poquito mejor.

Nuestro planeta y los países que la componen, pareciera que han atravesado varias guerras mundiales juntas en el último tiempo.

Se está perdiendo la esperanza, el respeto, la solidaridad, la enseñanza, el buen modo, el lenguaje, la convivencia... lo que conlleva que, y sobre todo, ¡se esté perdiendo la alegría de vivir!

Todos los días nos parece que son casi iguales al anterior y al que vendrá.

Hemos perdido la aventura inmaculada de darnos cuenta que estamos mirando (no viendo) un bello atardecer, que si no nos lo regalara la Naturaleza y estuviera privatizado, ¡sólo lo verían los ricos!

El arte, escrito y dicho con minúscula, es quien propende a que la vida del hermano o hermana que es cada uno de los que nos rodean, sea mejor. Para vivir mejor, para sonreir más a menudo por lo que merece ser recibido con sonrisa, para no dejar de decir malas palabras pero sí para decirlas pocas veces y solo en el momento oportuno. Y si hay señoras o niños, mejor abstenerse de pronunciarlas.

Puedo hablar de muchas cosas porque desde pequeño me enseñaron que la vida se debe recibir de frente, no de perfil.

La vida debe pasar por dentro de uno, no esquivarla.Yo he tratado de hacerlo y casi siempre lo he conseguido.

No fue una religión, un estudio, un ensueño.

Fue simplemente una decisión propia de la que no tenía que dar muestras de capacidad a nadie.

Nada de exámenes ni palmaditas en la espalda porque había hecho algo que se consideraba ponderable.

Pero, ¿saben una cosa? Siendo solidario, afectuoso, atento, cuidadoso, educado... ¡se vive mejor, se duerme mejor!

Por lo tanto, cerremos las farmacias de la angustia y el odio, del enfrentamiento y el escarnio, del egoismo y la prepotencia, y abramos todas las bibliotecas que podamos y no dejemos de hacer buenas películas. Eso nos salvará.

Ah, claro... Dejemos que las farmacias estén de turno los sábados en la tarde, por si acaso.

Buenas noches a todos.

José A. Martínez Suárez

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