A poco de cumplirse 95 años de la muerte de Marcel Proust, proyectaremos, en 16mm,
Céleste, basado en la biografía de quien lo acompañara durante sus últimos años, mientras escribía
En busca del
tiempo perdido. La función de la ópera prima de Percy Adlon (conocido mundialmente por
Bagdad Café) será el miércoles 11 de octubre a las 20:30 horas, en austria 2154, con entrada libre y colaboración voluntaria.
Miércoles 11 de octubre - 20:30 horas
CÉLESTE
(Idem, Alemania, 1980, color, 106 minutos)
Dirección: Percy Adlon
Producción: Eleonore Adlon
Guión: Percy Adlon, sobre el libro “Monsieur Proust”, de Céleste Albaret.
Director de Fotografía: Jürgen Martin
Montaje: Clara Fabry
Dirección de Arte: Hans Gailling
Música: Cesar Franck.
Elenco: Eva Mattes, Juergen Arndt, Norbert Wartha y Wolf Euba.
París en torno a 1920, dos personas viven
solitarias en un apartamento. Son Marcel Proust, que yace en la cama
donde también escribe, y su ama de llaves Celeste, que en la esquina más
apartada de la cocina espera con paciencia la llamada del señor con el
timbre. Tiene veinte años y es originaria de provincias, él anda por los
cincuenta y morirá pronto. Ella vive sólo para él, él vive sólo para su
libro, En busca del
tiempo perdido. Dos prisioneros en el mundo aislado de un apartamento.
Se oye sólo el tictac de un reloj, cuando Céleste, ama de llaves de
Marcel Proust, espera su llamada con el timbre, o el ruido aparatoso del
ascensor, para acudir a atenderle con el café con leche o para
saludarle después de una salida. Céleste está sentada pacientemente a la
mesa de la cocina, las manos cruzadas en el regazo, a veces durante
horas. La espera es sólo interrumpida por los recuerdos de las vivencias
comunes de una pareja tan dispar. A un día sucede otro igual, desde las
cinco de la tarde hasta la madrugada del día siguiente.
"Ya sé que usted no sabe nada y nada puede", le dijo Proust cuando ella
comenzó a su servicio. Pero en el transcurso de los años se convirtió en
su única confidente. Cuando ella entra en la habitación para cuidarlo,
él algunas veces sólo levanta dos dedos para darle a entender que aún
sigue con vida. Es una comprensión sin palabras, y Céleste se siente
orgullosa, satisfecha y feliz.

Con los años, ella va ascendiendo lentamente a obligaciones de más
responsabilidad; sirve de ayuda de cámara al vestirse el frac de una
solícita enfermera, para encender el peletero durante el ataque de asma,
de interlocutora, cuando el maestro cuenta sus excursiones al gran
mundo, de portera, cuando le protege frente al mundo exterior, de
secretaria, cuando pega en el manuscrito de "A la recherche du temps
perdu" pequeñas notas, o cuando con torpe pluma añade todavía algo, o
cuando sirve como objeto de estudio para el personaje de Françoise de la
novela. En las últimas semanas de vida del escritor deja, en contra de
su promesa, que el médico administre inyecciones a Proust. Su hermano ya
había propuesto inútilmente un tratamiento médico. Pero cuando él
muere, ella no está presente. En el lecho mortuorio corta un rizo de
pelo para el hermano y otro para sí.
Una vez dice Céleste: "Hubo momentos en que creía ser su madre, y otros en que yo era como su hija."
El libro
Monsieur Proust de Céleste Albaret, aparecido en 1973, ha
sido el material temático de esta película. Albaret trabajó como ama de
llaves desde 1914 hasta la muerte del escritor en 1922, y sólo ya muy
tarde se decidió a grabar en cinta magnetofónica sus experiencias con el
gran escritor. La película es muy fiel al libro, manteniendo la
perspectiva de Céleste y ciñéndose fielmente a los recuerdos aún en los
más pequeños detalles. Sólo con la perspectiva del narrador ha actuado
más libremente Percy Adlon -
Céleste fue su primera película para el
cine, siendo conocido anteriormente sólo por sus ensayos radiofónicos y
televisivos. Su versión cinematográfica abandona el distanciamiento
temporal de "50 años después", ofreciendo una acción que abarca los
últimos meses de la vida del poeta. Todo lo que ocurre tiene lugar en el
recuerdo, y parte de la mesa de cocina de Céleste. De esta forma se
entremezclan los tiempos felices, cuando Proust salía con su pañuelo de
cuello blanco y sombrero de copa, con las fases finales de su grave
enfermedad.
Así pues, la forma de narración de Céleste, subjetivo-asociativa,
determinan la narración cinematográfica, "pero fija la perspectiva sólo
sobre el maestro; en realidad, ella desaparece por completo como
persona, convirtiéndose en lente y bocina" (Peter Buchka). Incluso se
llamó a sí misma en una ocasión "perro de caza", cuando, siendo la única
relación con el mundo exterior para el antiguo galán, preparaba los
informes con el "monsieur" y le ayudaba en la búsqueda del tiempo
perdido. Ella es propiamente la comparsa en esta obra de cámara para dos
personas, pero que a la vez nos presenta una relación que hay que
calificar de profunda y casi erótica. Siendo una relación de señor a
sirviente, está impregnada sin embargo de un sentimiento de dependencia
mutua. Sobre el misterio de esta relación dice Céleste: "Era seguramente
su encanto, su sonrisa, su forma de hablar, colocando su pequeña mano
en la mejilla. El sonido era en él música. Cuando la vida se acabó para
él, también acabó para mí. Pero la música ha permanecido."

Eva Mattes, que recibió el premio cinematográfica de Baviera por su
interpretación, actúa de forma muy retraída; ella es la entrega
completa, la espera, inmersa en el ritual diario, cuidadosa y a la vez
decidida, ganándose con su fiabilidad y comprensión la confianza del
introvertido maestro. Jürgen Arndt, maquillado como cadáver viviente, es
mucho más excéntrico, sin romper el carácter retraído, exento de
dramatismo, de la película, refugiándose en una concepción que componen
conjuntamente el movimiento de la cámara, la técnica de imágenes
retrospectivas, la adecuada iluminación (a cargo de Jürgen Martin) y el
trabajo de los actores.
"La película se desarrolla casi exclusivamente en la vivienda de Proust,
tenuamente iluminada con luz artificial, y sólo en la cocina, el
dominio de Céleste, penetra levemente la luz del día. Unas pocas tomas
exteriores favorecen el contraste: rótulos de las calles parisinas y
rebuscados adornos en los portales de las mansiones de la ciudad evocan
el refinamiento de la gran ciudad, las escuetas casas de piedra en el
lugar natal de Céleste, la naturaleza desnuda... En lo aparentemente
secundario de las tomas exteriores se vislumbra el núcleo de la relación
entre Proust y Céleste: su encuentro bajo el signo de arte y
naturaleza" (Neue Zürcher Zeitung)
Marli Feldvoß
Proyección en 16mm gracias al Goethe-Institut Buenos Aires.
Temporada XI / Función 219
Cineclub La Rosa
Austria 2154