miércoles, 10 de noviembre de 2021

El Cineclub La Rosa, en el "Directory of Analog Film Exhibitors"

Gracias a Chicago Film Society, el Cineclub La Rosa forma parte del "Directory of Analog Film Exhibitors", que recopila todos los espacios en donde se proyectan películas en fílmico a lo largo de todo el mundo, incluyendo cines, salas, festivales, museos y grupos itinerantes.

El proyecto comenzó en 2013 catalogando exhibidores de películas analógicas, y el Cineclub La Rosa, dirigido y programado por Emiliano Penelas, fue una de las primeras organizaciones internacionales en incluirse. Hoy en día, el directorio incluye espacios que proyectan tanto en digital como analógico, en 16mm o formatos más pequeños, pero no en 35mm. 

Como señala en su presentación, "la intención del proyecto es documentar la amplia gama de escenarios de exhibición de películas analógicas en todo el mundo, proporcionar un recurso práctico para los espectadores que desean ver películas en estos formatos y ayudar a los cineastas, archivos y distribuidores de películas a investigar lugares potenciales para sus trabajos.

La dirección para ver el directorio es https://www.sprocketschool.org/wiki/List_of_analog_film_exhibitors. También pueden seguir este proyecto en Twitter en @analogdirectory 

Agradecemos especialmente a Rebecca Hall, de Chicago Film Society, por el contacto y el trabajo de mantener actualizado el directorio. Pueden conocer más en https://www.chicagofilmsociety.org/

viernes, 15 de octubre de 2021

Cactus de cine

La Biblioteca incorporó a su catálogo a dos autores clásicos del cine francés, que también teorizaron sobre el séptimo arte en sus inicios: Jean Epstein y Abel Gance, en prolijas ediciones de Cactus. 



domingo, 10 de octubre de 2021

Hitchcock y Eisner para leer

Escritos y entrevistas de Alfred Hitchcock, y el histórico ensayo de Lotte Eisner sobre el cine clásico alemán se incorporaron al catálogo de la Biblioteca gracias a la última compra realizada con el programa Libro% de la Conabip.  


Por si no lo sabían, la Biblioteca Carlos Sánchez Viamonte cuenta con una gran cantidad de volúmenes dedicados al cine.


viernes, 8 de octubre de 2021

Valentino en Buenos Aires

Por gentileza de Gourmet Musical, ya tenemos a disposición en el catálogo de la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte el libro Valentino en Buenos Aires. Los años veinte y el espectáculo, de Sergio Pujol.

La gran estrella del cine internacional nunca estuvo físicamente en la Argentina, pero Rodolfo Valentino fue el gran símbolo del espectáculo en tiempos del surgimiento de la cultura de masas. Entre el Centenario y la crisis económica mundial de los años treinta, una ciudad sobrepoblada de nativos e inmigrantes y enriquecida por las exportaciones agropecuarias se convirtió en uno de los mayores centros productores y consumidores de las nuevas formas y encarnaciones del arte popular, como apunta la reseña del libro. 

Durante los años locos, a la vez marco temporal y protagonista verdadero de esta investigación, el teatro criollo vivió su época de gloria, compitiendo por el fervor popular con el cine y la ópera. El desarrollo pionero de la radio no solo cambió radicalmente los modos de la comunicación sino que promovió con fuerza el crecimiento del tango, género que, abundantemente grabado, atravesó un período de profunda renovación. En paralelo con el auge de la música porteña, el jazz devino en referente de la modernidad sonora, la avanzada de una idea de música global que encontraría entre los porteños un público informado y fervoroso. De la explosión de la cultura popular y su influencia en los cambios sociales, políticos y económicos que transformarían el país trata este libro ameno y esclarecedor de Sergio Pujol. 

Acerca de su primera edición, ahora corregida y actualizada, Blas Matamoro escribió: «Preciso en sus fuentes, infatigable en sus pesquisas, rápido y divertido en su relato, Pujol nos sigue proponiendo la gran historia de la pequeña cultura.»

jueves, 16 de septiembre de 2021

Pesar por el fallecimiento de Enrique Acuña

El psicoanalísta y escritor, que desarrolló actividades durante cinco años en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, también presentó un documental propio en el Cineclub La Rosa. Acompañamos a sus seres queridos en este momento. 

En 2015, como cierre del I Coloquio de A.A.GUA. -Asociación Amigos Guaraníes- "El bilingüismo del otro", Enrique Acuña presentó en el Cineclub La Rosa su documental Karaí -Los caminos del nombre-, la historia de una curación sagrada en la cultura mbya-guaraní, función 194 de nuestra Temporada IX.

Acuña era médico, psicoanalista, escritor y docente. En la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte organizó y dictó junto a docentes invitados los Seminarios Clínicos de psicoanálisis entre 2015 y 2019; Jornadas de la Red AAPP (Asociaciones Analíticas y Publicaciones Periódicas); y Coloquios de la Asociación Amigos Guaraníes (AAGUA).

sábado, 19 de junio de 2021

La apasionante historia de Alice Guy, la olvidada pionera del cine de ficción

Al principio de los tiempos no había nada. Luego, vinieron el firmamento, los animales y la humanidad. Y en 1985, los primeros cineastas cogieron la creación y la encapsularon en un celuloide. Siempre ha habido discusión entre quién fue el inventor del cine. La corriente más extendida en Europa habla de los hermanos Lumière, quienes hicieron la primera proyección cinematográfica en el Salón Indio del Gran Café del Boulevard de París. Pero muchos estudiosos de la materia se refieren al estadounidense Alva Edison, inventor del primer proyector, el kinetoscopio, como el verdadero protagonista.


Aunque el debate siempre ha bailado entre estos dos nombres, hasta bien entrado el siglo XX no se había contemplado la figura de Alice Guy Blaché como la verdadera inventora del Séptimo Arte tal y como lo conocemos. Fue ella quien se ocupó de insuflarle una narrativa a los relatos que aparecían en la pantalla. Quizás sin su figura, el cine habría tardado mucho más en dejar de ser documental –la idea de los Lumière era recoger testimonios audiovisuales de lo que pasaba a su alrededor, con fines científicos, como se puede ver en Llegada de un tren a la estación de la Ciotat o El regador regado– y pasar a contar historias con las que soñar. Y para ello no solo hizo de guionista sino que interpretó el oficio de primera mujer directora de cine del mundo.

Alice Guy Blaché nació en el seno de una familia de clase media, y orígenes chilenos, en una pequeña población de Francia, Saint-Mandé, en 1873. Su padre era escritor y editor y le contagió a la francesa el amor por la literatura y las artes. En su veintena y tras la muerte de su padre, se formó como mecanógrafa para poder así mantener a su madre viuda y a sus cuatro hermanos. Comenzó a trabajar de secretaria para Léon Gaumont, un fotógrafo que entonces hacía sus pinitos en el cine primigenio desarrollando los proyectores de la época. Esto la llevó a conocer a Louis Lumiére y a todos los cinéfilos que estaban embelesados con las posibilidades de este nuevo invento. La mente de Alice se llenó de fantasías y le pidió a su jefe que le permitiese hacer una película.

El título de su primera obra fue El hada de los repollos (La Fée aux Choux, 1896), la primera adaptación literaria del mundo sobre un popular cuento europeo en el que los bebés varones nacen en repollos y las niñas en rosas. A pesar de las negativas de los Lumière, que no pensaban que el proyecto fuese a funcionar por ser mera ficción, fue todo un éxito. Gaumont la nombró productora jefe de la compañía.



Alice continuó con su sueño, luchando por mantenerse económicamente a través de la profesión. En 1906 llegó a realizar una película, La vida de Cristo, con más de 300 extras rodada en exteriores reales, los jardines de Fountainebleu. Aunque su vida cambió drásticamente un año después, cuando conoció a su marido, Hebert Blaché, un camarógrafo que trabajaba para la misma compañía que ella, pero en la sede británica, y con el que tuvo dos hijos.

Las aspiraciones de la pareja parecían ir al unísono. Al poco tiempo de conocerse se fueron a Estados Unidos para intentar abrir una filial de Gaumont en Nueva York. En 1910, se desvinculó del proyecto para crear el mayor estudio cinematográfico, precursor de Hollywood, The Solax Company, cuando su primer hijo tenía solo unos meses. Embarazada del segundo, creó otro referente estudio de cine, Fort Lee. Se dice que en empapeló las calles con el nombre de su estudio y el lema "Sé natural". En estos años realizó tres películas a la semana, haciendo un total de casi mil films con técnicas innovadoras y de todo tipo de géneros (western, comedias, dramas…). La Metro Goldwyn Mayer distribuyó sus realizaciones hasta 1918. Todo eran éxitos hasta entonces. Pero la carga de trabajo y su familia le obligaron a ceder el poder de Solax a su marido. Lo nombró director y ella se centró en escribir.


Cinco años después de montar este primer proyecto, Herbert la abandonó a ella y a sus hijos tras las faldas de una actriz con la que se mudó a Los Ángeles. En 1922 se separaron oficialmente y Alice, a pesar de haber sido una prolífica artista, se vio obligada por la presión de las deudas a subastar su estudio y posesiones. Volvió a Francia y nunca más dirigió una película. Con el tiempo, y la compañía de su hija, se mudó a Wayne, Nueva Jersey, donde pasó sus últimos años.

Murió en 1968 en un asilo de ancianos, desprovista del reconocimiento que se había labrado a lo largo de su historia. Aunque en la década de los 40 había escrito una autobiografía con un registro de todas sus películas e historia, no llegó a trascender. Intentó hablar con sus colegas de profesión –muchos de ellos, incluso su marido, se habían otorgado el mérito de sus metrajes– e historiadores de cine sin mucho éxito. A día de hoy, se sigue trabajando por devolver el reconocimiento y autoría a Guy. El primer éxito reseñable de sacarla del olvido fue una obra de la periodista Alison McMahan, Alice Guy Blaché: una visionaria olvidada del cine, publicada en 2006. En 2016, lo hizo en España la investigadora Alejandra Val Cubero, con la publicación Vida de Alice Guy Blaché.

Esto es solo una confirmación más de que la historia ha condenado a la mujer en un segundo plano. Mujeres que cambiaron el rumbo de la humanidad o que hicieron pequeños inventos que hicieron nuestra vida más fácil. Ejemplos de ello son también Ada Lovelace, hija de Lord Byron, como la primera programadora de ordenadores. O la actriz Hedy Lamarr, creadora del Wifi. Como ellas, miles de féminas a lo largo de la historia tuvieron que recurrir a sus padres, maridos, hermanos o compañeros de trabajo para poder compartir sus inventos con el mundo. Llevándose ellos todo el reconocimiento y borrando a las mujeres creativas y luchadoras de los libros de Historia.

Ana Arjona
Vanity Fair, marzo de 2021

 

lunes, 14 de junio de 2021

Gracias, Alex De la Iglesia

A raíz del Centenario Berlanga, Alex De la Iglesia publicó en su cuenta de Twitter la mención que hicimos a sus palabras despidiendo a Luis García Berlanga

sábado, 12 de junio de 2021

Cien años Berlanga

Este 12 de junio se conmemoran cien años del nacimiento de uno de los más grandes directores del cine español, Luis García Berlanga, a quien el Cineclub La Rosa le dedicó varias funciones y participó de un homenaje especial en el Festival de Mar del Plata.


Luis García Berlanga cumpliría 100 años este 12 de junio, pero los 89 que vivió le dieron tiempo de filmar un buen puñado de obras maestras como ¡Bienvenido, Mister Marshall!, Plácido, El verdugo o La vaquilla, todas proyectadas en el Cineclub La Rosa. 

Humor, acidez y ternura son parte de su cóctel, regado con actuaciones brillantes, un guión preciso y diálogos filosos, además de un manejo de cámara y un dominio del plano secuencia envidiable. 

Para celebrar su centenario, toda España se ha rendido nuevamente a sus pies rememorando sus películas, citando sus referencias, volviendo a los lugares de rodaje y preparando exposiciones con su obra y proyecciones de sus films. 

En 2011, al año de su muerte, el Festival Internacional de Mar del Plata organizó un ciclo con copias nuevas de sus películas y un homenaje que incluyó una publicación que es parte del catálogo de la Biblioteca y una mesa redonda en el Hotel Provincial de la que participaron como moderador José Martínez Suárez, presidente del Festival y socio honorario de la Biblioteca, Carlos Aristáin, amigo personal de Berlanga y colaborador en varias de sus películas, el crítico e investigador cinematográfico Pablo De Vita, y Emiliano Penelas, programador del Cineclub La Rosa y entonces presidente del Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte.

Tiempo después, el propio Martínez Suárez presentaba El verdugo en nuestra sala y como una auténtica aventura berlanguiana, cuando la ciudad se inundaba proyectábamos un extra en aquel ciclo "Un enero con Berlanga": París Tombuctú, la última película del maestro presentada por De Vita.

"La única aspiración que me queda es la de ser un hombre mimado, mimado por cosas inconcretas. Un hombre que no tenga que pensar más que en recibir una serie de rayos dorados de ternura, de mimo, de luces, de impresiones, de paisajes. Impactarme, recibir y alimentarme de sensaciones de oro, esplendorosas", confesó el cineasta en el libro Berlanga, contra el poder y la gloriade Antonio Gómez Rufo.

domingo, 23 de mayo de 2021

Hasta siempre, Alfredo

Con profundo dolor comunicamos que este domingo 23 de mayo de 2021 ha fallecido a los 95 años Alfredo Li Gotti. Fanático, coleccionista y divulgador del cine, era padrino del Cineclub La Rosa. Su sentido del humor, bonhomía y generosidad serán sinónimos por siempre de su recuerdo. Nuestras condolencias a su familia. El documental sobre su vida, disponible en esta entrada. 

Un día Roberto Ángel Gómez escuchó hablar de un hombre que había construido un cine en el fondo de su casa. Que cada fin de semana proyectaba películas para sus amigos, y los amigos de sus amigos. Que coleccionaba películas en fílmico en diversos formatos desde el 9.5 hasta el 16mm, pasando por el 8mm y el Súper 8. Ese hombre era Alfredo Li Gotti, que hablaba de su "chifladura" por el cine desde que un tío le regaló un proyector cuando era chico.

Roberto decidió hacer un documental sobre él, Alfredo Li Gotti, una pasión cinéfila, y yo lo acompañé. Desde ese momento, y como suele pasar con este tipo de películas, la relación con Alfredo no fue nunca de "filmador a filmado" sino de amistad, cariño, felicidad por su amistad, su sincero afecto y generosidad permanente. 

“El cineclub enseña y forma al espectador”, nos decía en una entrevista en la que también hablaba de su colección cinematográfica de casi mil títulos y su amor por el cine europeo: "El que más me gusta es el italiano, todo el período neorrealista y también el Fellini de 8 ½ (1963) o Amarcord (1973). Al mismo tiempo admiro mucho el realismo poético francés de los años ’30 y ’40: Marcel Carné, Jean Renoir, Julien Duvivier"

Y puesto a elegir tres films, se inclinaba, además de  8 ½ por "Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette, 1948), de Vittorio De Sica, y Les enfants du paradis (Los niños del paraíso, 1945), de Marcel Carné, que es una conjunción de todas las artes, una gran película filmada durante la ocupación alemana".

La pasión que Alfredo ponía en ver y hablar de cine también estaba al momento de compartirlo, jamás se encerró en su colección ni puso sus pies sobre ella, sino que entendía que se completaba exhibiéndola en público, desde los chicos del barrio en su niñez hasta las más de quinientas funciones dadas en el mítico Cineclub Núcleo y los más de veinte años que lo hizo en su sala, en la que empeñó todo lo que tenía para construirla y disfrutarla. Ese espacio fue reconocido por la Legislatura porteña. “Aprenda cine viendo cine”, era el lema de su espacio, en la que colaboraba también su nieto Cristian García. 

"Una sala sin espectadores no es nada, no tiene vida. Siempre digo que soy muy egoísta, porque el primero que goza del espectáculo soy yo, quien lo brinda. Y así lo hice toda mi vida, porque me gusta ver cine rodeado de la gente, no me gusta verlas solo. Con público es otra cosa, se siente la calidez del espectador", decía Alfredo. En 2008 lo nombramos "Padrino" del Cineclub La Rosa. Una copia del cuadro que lo certifica está en nuestro salón, y otro en su sala "Félix Giuliodori".  

Entusiasta del canto lírico que supo practicar en su juventud, de la ópera y de Carlos Gardel, que lo llevó a viajar a varios festivales internacionales de cine, exhibiendo una gema de su colección: los cortometrajes en los que "El mudo" interpretó por primera vez "en film sonoro" y que Li Gotti atesoraba en su colección.

Alfredo había nacido hace 95 años. Vivió una vida plena, feliz, acompañado por su familia, por sus seres queridos, y por sus películas y proyectores, que también fueron un motor permanente, viendo cine hasta los últimos días. En algún lugar se reencontrará con María Esther, su incondicional compañera, para volver a proyectar la vida juntos. 

Emiliano Penelas

Alfredo Li Gotti, una pasión cinéfila

Hoy, Día del Cine Nacional, dejamos disponible el documental de Roberto A. Gómez sobre Li Gotti.

viernes, 2 de abril de 2021

Dar la cara

Curioso el caso el de este film, aclarado por el propio José A. Martínez Suárez, que fue primero novela, con guión del director y David Viñas, quien luego se encargó de novelarlo y publicarlo como tal.


DAR LA CARA
(Idem, Argentina, 1962, blanco y negro, 111 minutos)
Dirección: José A. Martínez Suárez.
Guión: José A. Martínez Suárez y David Viñas.
Fotografía: Ricardo Younis.
Música: Gato Barbieri.
Elenco: Leonardo Favio, Lautaro Murúa, Nuria Torray, Luis Medina Castro, Pablo Moret, Ubaldo Martínez, Daniel de Alvarado, Raúl Parini y Dora Baret.

Tres muchachos de diversa extracción social terminan el servicio militar y deben enfrentar la compleja realidad argentina, siempre en crisis. Este film, como quizás ningún otro, supo expresar las complejidades, perspectivas y frustraciones de una generación. A diferencia de lo que suele creerse, la novela homónima de David Viñas es posterior al guión del film, del propio Viñas y José Martínez Suárez.

Proyectada en nuestra Temporada VII / Función 149, presentada por José A. Martínez Suárez.

domingo, 28 de marzo de 2021

La Radio de la Biblioteca

Estamos orgullosos de contar que finalmente está en el aire y con nueva web CSV Radio, la emisora on line de la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte. Todos los detalles para escucharla.


CSV Radio puede escucharse a través de www.csvradio.com.ar, la página de la Biblioteca www.carlossviamonte.com.ar y descargando la aplicación de Google Play en este enlace.

Redes sociales de la radio:

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¿Tenés ganas de hacer un programa de radio? Estamos abiertos a recibir nuevas propuestas. Si querés sumarte a nuestra programación envianos tu propuesta a carlossanchezviamonte@yahoo.com.ar y nos pondremos en contacto para contarte las opciones.

viernes, 26 de marzo de 2021

Boudu salvado de las aguas

Precioso y poco conocido film de Jean Renoir basado en la obra de René Fauchois.



BOUDU SALVADO DE LAS AGUAS
(Boudu sauvé des eaux, Francia, 1932, blanco y negro, 85 minutos)
Dirección: Jean Renoir.
Producción: Michel Simon.
Guión: Jean Renoir y Albert Valentin, sobre la obra de René Fauchois.
Dirección de Fotografía: Marcel Lucien y George Asselin.
Montaje: Suzanne de Troeye y Marguerite Renoir.
Música: Jean Boulze y Edouard Dumoulin.
Elenco: Michel Simon, Charles Granval, Marcelle Hainia, Sévérine Lerczinska, Jean Gehret, Max Dalban, Jean Dasté y Charles Granval.

"Esta película, enmarcada en el Realismo Poético Francés, narra la relación entre un ciruja –quien se arroja al río Sena en busca de su perro- y un librero, quien no sólo salva a Boudu, sino que también lo acoge en su casa. Pero la bonhomía del librero choca con el estilo de vida de un Boudu ingobernable que no encaja en las convenciones sociales" (Carlos Müller, Cineclub Dynamo).

Proyectada en fílmico en nuestra Temporada VIII / Función 166

viernes, 19 de marzo de 2021

La carretera

Pocas veces una novela tan compleja fue tan bien adaptada al cine. El libro de Cormac McCarthy, por John Hillcoat, con Viggo Mortensen.



LA CARRETERA
(The Road, Estados Unidos, 2009, color, 112 minutos)
Dirección: John Hillcoat.
Guión: Joe Penhall, sobre la novela homónima de Cormac McCarthy.
Producción: Paula Mae Schwartz, Steve Schwartz y Nick Wechsler.
Dirección de Fotografía: Javier Aguirresarobe.
Montaje: Jon Gregory.
Dirección de arte: Chris Kennedy.
Música: Nick Cave y Warren Ellis.
Elenco: Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, Charlize Theron, Robert Duvall, Guy Pearce, Molly Parker, Michael K. Williams y Garret Dillahunt.

Un padre y su hijo transitan una carretera con lo poco que pueden llevar a cuestas, en medio de un mundo desolado en un invierno crudo y permanente donde sólo tiene sentido intentar la supervivencia, quizás con la esperanza poco probable de que algo cambie.

Mientras buscan alimentos, vivienda y seguridad, el padre intenta inculcarle valores a su hijo, y enseñarle cómo sobrevivir y mantener la cordura. La esperanza parece estar en las costas del sur, pero deberán evitar constantemente a los bandidos y caníbales que ahora pueblan la tierra, donde se desvanecen los nexos sociales.

Extraordinaria adaptación de una novela impactante, que le valió el Pulitzer a McCarthy, quien dijo haberse inspirado en su relación de padre mayor con un hijo pequeño. Gran trabajo de Viggo Mortensen. Selección oficial del Festival de Venecia.

Proyectada en nuestra Temporada VIII - Función 157

lunes, 15 de marzo de 2021

8 y 1/2: una lección de cine gracias al caos creativo de Fellini

El film, que acaba de regresar a las salas porteñas en una versión remasterizada en 4K, pudo haber sido protagonizado por Charles Chaplin o Laurence Olivier.


Con el retorno de las salas cinematográficas a la ciudad de Buenos Aires tuvo lugar también el regreso a las carteleras de Federico Fellini, uno de los nombres más importantes de la historia del cine de todos los tiempos. De aquél que redefinió para siempre al cine italiano y construyó un sueño onírico y fantástico que también cambió (o supo interpretar) la identidad de toda Italia. Porque, se sabe, ya no existirá Italia sin pensar en Fellini y tampoco podrá algún hecho grotesco en cualquier lugar del mundo, preso de surreal desmesura, no pensarse como “fellinesco”; aunque la parodia esconda en rigor la mirada pesimista del genio del cine italiano sobre la especie humana y, asimismo, un duro juicio moral sobre un cinismo cincelado en esas frívolas conductas.

Pero, ante todo, Fellini fue un director fiel a sí mismo, a sus constantes obsesivas, a sus anhelos artísticos, a sus experimentos visuales dotados de una singular poesía que escondían la mirada, que nunca dejó de ser, del pequeño provinciano deslumbrado con la gran ciudad. Remitirse a su cine es, automáticamente, evocar títulos y momentos que se confunden con la propia vida hasta convertirse en una marca indeleble. Para los más jóvenes, lejos de la cinefilia nostálgica, resulta una experiencia visual y de descubrimiento de los sentidos que, en muchos casos, promediando el medio siglo de vida de sus grandes trabajos, siguen deslumbrando con su intensa modernidad.

Allí se ubica también 8 ½, presente en la cartelera en una copia impecablemente remasterizada y que tuvo el mejor promedio de espectadores de todas las actualmente en cartel y permite el doble regocijo del retorno al cine y con un título a la medida de la pantalla grande y de la leyenda de la sala a oscuras. Tal como sucedió en un lejano 15 de febrero de 1963, en Roma, y como recordaba el no menos memorable guionista Césare Zavattini sobre su primera proyección en la salita de la productora Titanus: “...después llegó Patti, después Moravia y un minuto más tarde Pasolini, pero la luz ya se había apagado y en la pantalla aparecía sobre fondo negrísimo el título muy blanco del film de Fellini. No me aparté más, ni un milímetro siquiera. La cosa transcurría como si fuera una premiere de Chaplin. La gran sombra de Carlos Emilio Gadda pasó delante mío sustrayéndome un fotograma. Las primera imágenes fueron cosas jamás vistas: un atascamiento de autos en la Puerta Pinciana, y las caras de la gente constreñida a mirarse en la tregua desde detrás de las ventanillas, estaban esculpidas monumentalmente en el silencio”. Así fue la primera proyección privada del hoy fundamental título del cine para aquellos privilegiados espectadores.

Para Fellini, 8 ½ representaba el exorcismo de la brutal crisis creativa luego del rotundo suceso de La dolce vita, el film que nadie había querido producir y que luego produjo ganancias millonarias junto a un éxito arrollador. De allí el título, porque antes de esta película Fellini había dirigido siete películas y parte de otras realizaciones colectivas, y había decidido narrar su conflicto como creador metaforizado en el perfil de Guido Anselmi, el director de la ficción encarnado –como no podía ser de otra manera– por Marcello Mastroianni.

Desde entonces, críticos, estudiosos e investigadores han tratado de enunciar aquello que para el propio director fue imposible de explicar: dónde comienza la autobiografía y termina la fantasía, o viceversa. Una película que encierra otra película y es “la construcción en abismo”, según el teórico Christian Metz o “un complejo sistema de capas superpuestas”, de acuerdo al juicio de Angel Quintana. En cambio, lo que sí puede reconstruirse es la desmesura, los pasos caóticos, la búsqueda intuitiva desde la cual Fellini comenzaba a gestar una película y que, en este caso, incluyó a Laurence Olivier como el rostro de aquél director extraviado.

Fueron meses de viajes a Londres, llamados y contactos. Y un buen día, tal como había ocurrido con la primigenia idea de convocar a Charles Chaplin para el mismo papel, todo se desvaneció. Como en muchas de las convulsionadas instancias de sus otros filmes, nunca se sabrá a ciencia cierta en 8 ½ si Laurence Olivier se negó o Fellini se desilusionó. O a fin de cuentas, como también se debatió en su época, si sólo buscó perder tiempo hasta poder redondar la idea de la película mientras era perseguido, como siempre, por sus productores. Para Mastroianni la explicación fue más sencilla: “El motivo fue que se dio cuenta de que Olivier le venía grande como actor, y que iba a ser difícil que le diera lo que él quería; sencillamente era demasiado distinto de Federico. Yo me parecía mucho más a él: soy católico, débil, antihéroe...”.

Con todo listo y sólo un somero horizonte descriptivo del personaje comenzaron innumerables escrituras del guion, elaborado por Fellini, Ennio Flaiano, su colaborador Brunello Rondi y Tullio Pinelli, que sugirió el título La bella confusione. Ya con varias versiones, una pensión romana en la periferia de la ciudad brindó el aislamiento necesario para que Fellini y Pinelli elaboraran una versión cercana al original y que, en rigor, sólo llegó a manos de Marcello Mastroianni para ser un elemento decorativo en la cotidianeidad de un set de filmación marcado por la creación libre. A todo el resto del elenco, sólo le llegaban –en el mejor de los casos– unas hojas sueltas con algunas líneas de diálogo pero que no permitían siquiera sospechar cuál era el devenir de la obra en su conjunto. Anota Deena Boyer en su libro 200 días con Fellini, la filmación de 8 ½, que fue solo en el último minuto que Fellini decidió hacer del personaje de Mastroianni un director de cine; poco antes había comenzado a escribir una carta al productor Rizzoli anunciándole su renuncia a un proyecto que, en rigor, ya lo esperaba con todo listo. La síntesis perfecta la explicaría Claudia Cardinale: “Federico me quería rubia, Luchino me quería morocha. Con Fellini uno no tenía guion, todo es improvisación. Cuando él rodaba, todos los actores venían a verlo porque él era magia. El plató era como un circo, las gente gritaba a sus teléfonos. Él no podía rodar sin ruido. Con Visconti, lo opuesto: como haciendo teatro. No podíamos decir una palabra. Todo era muy serio”, diría sobre su experiencia simultánea en los sets de filmación de Ocho y medio e El gatopardo.

El rodaje de Ocho y medio se inició el 9 de mayo de 1962 y culminó a comienzos de octubre de ese mismo año, pero el inicio fue con guardias de seguridad y un rodaje a puertas cerradas que permitiera tener a salvo la filmación de curiosos, periodistas y ocasionales visitantes. En las jornadas del mes de mayo se rodaron las escenas del cuarto de hotel de Guido, su baño, las escenas del comedor en el hotel de Carla y algunas escenas finalmente descartas en el primer montaje. El avance era meticuloso pero lento, cuidadoso del detalle hasta la exasperación pero también como reflejo de la permanente improvisación. La única constante fue la leyenda que pegó debajo de la cámara y donde podía leerse: “Recuerda que esta es una película cómica”.


De un rodaje sin curiosos, Fellini pasó a un set por el que desfiló toda Roma, e incluso encargó a su amigo Gideon Bachmann, un corresponsal de revistas norteamericanas el cual sabía Federico que se encontraba en apremios económicos, retratar con su cámara todo lo que ocurría tras bambalinas. Las tres mil fotografías dan cuenta de un rodaje que involucraba a los personajes más variopintos de la sociedad romana y a visitas que se daban todas las tardes con figuras de la alta sociedad italiana a directores como Joseph Losey o a estrellas absolutas como Sophia Loren. Esos retratos incluso permitieron a Bachmann reconstruir la escena final de 8 ½ que tuvo dos relatos posibles. De acuerdo al guion, Guido y Luisa (Anouk Aimée) se sientan en el coche comedor de un tren con destino a Roma y en un momento, Guido levanta la vista para darse cuenta de que todos sus personajes están allí, antes de entrar en un túnel. Luego se rodó otro final, alternativo, y que fue el elegido gracias a las recomendaciones del guionista Tullio Pinelli para tratar de dar un cierre que no fuese tan oscuro. El periodista también asistió junto a Fellini y Nino Rota al visionado del primer corte de la película, de cuatro horas de duración, y que –contrariamente a lo que se cree– fue filmado con sonido directo pese a los gritos, innumerables indicaciones, e incluso los cambios en los diálogos que luego Fellini introducía en la posproducción. Otras imágenes de 8 ½ pueden verse en la espléndida muestra El centenario de Fellini en el mundo, que puede verse actualmente en el Museo Nacional de Arte Decorativo.

Dieciséis películas, un especial para TV y un ballet son la síntesis profesional de casi treinta años de amistad entre Fellini y Nino Rota, que significaron en el campo musical una presencia activa de la partitura como parte de la narración misma. Aunque Fellini explicara a Camilla Cederna que había en 8½ mucha menos música que la habitual: “Solo hay un motivo de Rota, que es una delicada marchita de circo ecuestre. Naturalmente, y con su acostumbrada gracia, Nino se ocupará de las uniones entre fragmento y fragmento, y también de muchas adaptaciones”. Empero, hoy resulta imposible pensar en 8½ sin la música que es, muy probablemente junto con las de La strada, La dolce vita y Amarcord, parte indivisible de la experiencia cinematográfica.

Sin embargo, el tema más famoso de fue compuesto para el trailer de la película y luego, cuando quedó definido ese final de pasarela circense, fue Fellini el que decidió sumarlo al film incluso sustituyendo el que había sido pensado a tales fines, la Marcia dei gladiatori del compositor checo Julius Fucik, que se integraba así a pasajes de La cabalgata de las valquirias (Wagner), El barbero de Sevilla (Rossini), Gigolette (Lehar) o el Cascanueces (Tchaikovsky), con arreglos de Rota, junto a otras de su propia autoría y que volverán a estar presentes como la nueva orquestación para Cadillac, originariamente compuesta para La dolce vita. Desde entonces la música será un protagonista más en el cine de Federico Fellini.

En ese rodaje descomunal no faltaban los perfiles de las mujeres que se integraban a la historia de Guido Anselmi como Carla (Sandra Milo), la amante ideal; Luisa (Anouk Aimée), la esposa acomplejada, y fundamentalmente Claudia (Claudia Cardinale), la mujer perfecta. También resulta inolvidable la Saraghina (Edra Gale), que evoca las pulsiones sexuales de la adolescencia. Pero ninguna de ellas la pasó demasiado bien en el rodaje. A Sandra Milo, Fellini la obligó a engordar varios kilos y llegar al set para rodar con Marcello una escena de comida: “Muy bien, Sandrina, come, bebe, di algo”, indicaba Fellini en una toma que se repitió dieciséis veces y que cada seis o siete tomas llevaba a Milo a vomitar el muslo de pollo que había vuelto a comer. Ante el desconcierto del elenco, era Mastroianni quien ponía paños fríos invitándolos a dejarse llevar por la situación.

Hace más de una década, Lina Wertmüller recordaba a este cronista su encuentro con Federico que, además, fue su ingreso al cine: “Conocer a Federico era como abrir una ventana y ver un paisaje que te gustaba mucho, pero que no sabías que podías ver de esa manera. Hasta 8 ½ yo nunca había hecho cine y siempre había estado refugiada en el teatro, pero con Federico era un placer inmenso el mundo del cine. Era extraordinario trabajar con él en el set. Muy particular, creativo y lúdico, no le importaba nada que no estuviera dentro de su juego. Todo lo que pueda decir es poco. Federico era magnífico. Me acuerdo de cuando recorríamos Italia en busca de locaciones para 8 ½ y acababa de hacer “Le tentazioni del dottor Antonio”, uno de los episodios de Boccaccio 70. La chica que cantaba “Bevete più latte, il latte fa bene” era la misma que en una escena toma helado en la terraza donde el doctor Antonio echa a una mujer. Federico tenía un amor inmenso por esa niña y ella por Federico, no podían separarse. ¿Cómo terminó la historia? La madre y la niña con nosotros de viaje, porque ninguno podía estar sin el otro”.

Ovacionada en el Festival de Cannes, donde se presentó fuera de concurso, fue premiada en el Festival de Moscú a pesar de las presiones recibidas por el Jurado Oficial de seleccionar para el lauro una película que “contribuyera a la paz y la amistad entre las naciones”. Stanley Kramer llevó la voz cantante para un premio más que merecido para el film de Fellini. Poco más tarde llegaba a Hollywood, donde se alzaba con el Oscar a la Mejor Película Extranjera, y uno más para el diseño de vestuario de Piero Gherardi. Cuando todos descontaban el Oscar al mejor guion original, sin embargo, la Academia premió a La conquista del Oeste, de Henry Hataway. A la Argentina, llegó el 8 de octubre de 1963 a los cines Opera, Premier, Ideal y otras seis salas barriales a 107 pesos de entonces, con distribución del sello Columbia.

Dos días después de la primera función privada en Titanus, Alberto Moravia publicaba en L’Expresso: “El personaje de Fellini es un erotómano, un sádico, un masoquista, un mitómano, un temeroso de la vida, un nostálgico del pecho materno, un tonto, un mistificador y un tramposo. En algunos aspectos se parece a Leopold Bloom, el héroe del Ulises de Joyce a quien Fellini muestra en varios lugares que ha leído y meditado. La película es toda introvertida, es decir, en esencia es un monólogo interior que alterna con escasos atisbos de la realidad. Fellini ilustra la neurosis de la impotencia con una precisión clínica impresionante y, quizás, a veces incluso involuntaria. [...] Los sueños de Fellini son siempre sorprendentes y, en sentido figurado, originales; nunca en los recuerdos brilla un sentimiento más delicado y más profundo.” El retrato en varias dimensiones de la voz de un genio ya era parte del legado inmortal del cine demostrando la construcción del artificio desde su mirada más íntima, pero también desde su matriz más espectacular. Una vez más de visión ineludible, 8 ½ demuestra poéticamente que el caos de un creador de ilusión le ganó a la crisis contemporánea más grande y real que tuvo el cine desde sus orígenes. Solo Fellini pudo dar a través de los tiempos tamaña lección de historia.

Pablo De Vita
Diario La Nación, 13 de febrero de 2021

viernes, 12 de marzo de 2021

Fausto

El espíritu de Goethe, la magia de Murnau. Un clásico del cine (y la literatura) de todos los tiempos.

FAUSTO
(Faust - Eine deutsche Volkssage, Alemania, 1926, blanco y negro, 85 minutos)
Dirección: Friedrich Wilhelm Murnau
Guión: Hans Kyser, sobre la novela de J.W. von Goethe
Dirección de Fotografía: Carl Hoffmann
Elenco: Emil Jannings, Gösta Ekman, Camilla Horn, William Dieterle, Yvette Guilbert, Frida Richard, Eric Barclay, Hanna Ralph, Werner Fuetterer y Hans Brausewetter.

En dos actos claramente diferenciados, Murnau cuenta el clásico relato de Goethe sobre el célebre pensador que después de buscar sin descanso la esencia del conocimiento y la verdad oculta de las cosas, es tentado por el diablo y vende su alma.

Proyectada en nuestra Temporada VIII - Función 173.

viernes, 5 de marzo de 2021

Sostiene Pereira

La novela de Antonio Tabucchi, protagonizada por el gran Marcello Mastroianni.


SOSTIENE PEREIRA
(Idem, Italia, Francia, Portugal, 1995, color, 104 minutos)
Dirección: Roberto Faenza.
Producción: Elda Ferri y Michèle Ray-Gavras.
Guión: Roberto Faenza, Sergio Vecchio y Antonio Tabucchi, basados en la novela homónima de Tabucchi.
Dirección de fotografía: Blasco Giurato.
Montaje: Ruggero Mastroianni.
Música: Ennio Morricone.
Dirección de arte: Giantito Burchiellaro.
Elenco: Marcello Mastroianni, Joaquim de Almeida, Daniel Auteuil, Stefano Dionisi, Nicolatta Braschi y Marthe Keller.

En plena dictadura portuguesa, en 1938, un periodista que ha trabajado siempre en la sección de sucesos renuncia a interpretar y difundir la realidad de la época en la que vive, donde los triunfan los totalitarismos en toda Europa.

Recibe entonces como encargo ser el redactor de una página literaria. Mientras los acontecimientos pasan ante sus ojos y oídos, chocará con el espíritu vital de un joven colaborador. Y esa estrecha relación desencadenará una crisis personal que altera profundamente su vida.

El protagonista, maravillosamente interpretado por el gran Marcello Mastroianni, se convirtió en el símbolo de la defensa de la libertad de información para los opositores de todos los regímenes antidemocráticos.

Proyectada en nuestra Temporada VI - Función 111.

viernes, 19 de febrero de 2021

Perros de la noche

La película, que proyectamos en una función homenaje a Teo Kofman, su director, fue presentada por Enrique Medina, autor del libro. 


PERROS DE LA NOCHE
(Argentina, 1986, color, 94 minutos)
Dirección: Teo Kofman
Guión: Teo Kofman, Pedro Espinosa y Enrique Medina, basada en la novela homónima de Medina.
Producción: Teo Kofman.
Fotografía: Julio Lencina.
Monteje: Norberto Rapado.
Música: Antonio Tarragó Ros, León Gieco y Gabriel Senanes.
Elenco: Emilio Bardi, Gabriela Flores, Héctor Bidonde, Gustavo Belatti, Enrique Alonso y Mario Alarcón.

Dos hermanos jóvenes, mujer y hombre, se encuentran con la pobreza máxima al quedar huérfanos, e incurren en la vida criminal como única salida de sobrevivencia.

Marginalidad, pobreza y desamparo son ejes de la muy sólida ópera prima de Teo Kofman, basada en la primera novela de Enrique Medina. Excelentes actuaciones de la pareja protagónica (Bardi y Flores) bien apoyados por los secundarios.

Seleccionada para el Festival de Cine de San Sebastián 1987 y recibió el Premio Nacional por el libro cinematográfico (producción 1983-1986), otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación, dependiente del Ministerio de Educación y Justicia; el Cóndor de Plata al mejor guión adaptado, otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina; el Premio Argentores a la mejor obra en su género, otorgado por la Sociedad de Autores de la Argentina; y el Premio Mutisia Dorada al mejor director.

Proyectada en nuestra Temporada IV - Función 40.

viernes, 12 de febrero de 2021

Noches sin lunas ni soles

Dirigida por José A. Martínez Suárez, amigo del Cineclub La Rosa y Socio Honorario de la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, la película está basada en la novela de Rubén Tizziani.

 

NOCHES SIN LUNAS NI SOLES
(Idem, Argentina, 1984, color, 97 minutos)
Dirección: José A. Martínez Suárez
Guión: José A. Martínez Suárez y Rubén Tizziani, basada en la novela de Tizziani.
Fotografía: Alberto Basail.
Música: Roberto Lar.
Elenco: Alberto de Mendoza, Luisina Brando, Lautaro Murúa, Arturo Maly, Cacho Espíndola, Boy Olmi, Guillermo Battaglia, José María Gutiérrez, Diana Ingro, Rudy Chernicoff y Eva Franco.

Un delincuente huye para ayudar a un amigo de toda la vida, gravemente enfermo. El policía que lo persigue sabe que detrás puede haber un botín oculto. Grandes actuaciones, un sólido guión y una realización magistral hacen de esta película uno de los mejores policiales del cine argentino.

Bien narrada y con galería de personajes incomparables, más un guión sólido y el paisaje suburbano de lo cotidiano, desgraciadamente Martínez Suárez no filmó más. Luisina Brando nunca lució tan sensual, y no nos privó de un desnudo para el recuerdo.

Proyectada en dos ocasiones: Temporada IV / Función 63, cuando Martínez Suárez fue distinguido como Socio Honorario de la Biblioteca Carlos Sánchez Viamonte, y Temporada VII / Función 152

Este fue el texto que envió José la noche en que proyectamos la película por segunda vez.

viernes, 5 de febrero de 2021

Fahrenheit 451

Basado en el clásico de Ray Bradbury, narra un futuro en el que los bomberos en vez de apagar incendios queman libros. 


FAHRENHEIT 451
(Idem, Gran Bretaña, 1966, color, 112 minutos)
Dirección: François Truffaut.
Guión: François Truffaut y Jean-Louis Richard, sobre la novela de Ray Bradbury.
Fotografía: Nicolas Roeg.
Música: Bernard Herrmann.
Elenco: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, Jeremy Spenser y Alex Scott.

Historia de una sociedad en donde la palabra escrita está prohibida, los bomberos se encargan de quemar libros, la televisión aboba y a los rebeldes sólo les queda convertirse en hombres libro, memorizando sus obras y pasándolas verbalmente de generación en generación, como los antiguos rapsodas, los recitadores ambulantes de la antigua Grecia.

Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar libros, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. De pronto, se encuentra transformado en un fugitivo, obligado a escoger no sólo entre dos mujeres, sino entre su seguridad personal y su libertad intelectual.

Fue proyectada en nuestra Temporada III - Función 39.

viernes, 29 de enero de 2021

Viernes de cine on line

En tiempos sin salas, y sin posibilidad de organizar funciones en la Biblioteca, desde el Cineclub La Rosa proponemos una película para ver on line cada viernes a partir de febrero.  

En principio, serán películas que ya programamos alguna vez en nuestra sala, relacionadas con el mundo literario, y además que estén disponibles en la web libremente. 

Las películas se irán actualizando cada viernes por la noche, y ya quedarán disponibles en el blog en tanto sigan estando vigentes en los servidores a los que han sido subidas originalmente. Esperemos que les guste la propuesta.