lunes, 5 de diciembre de 2011

Sobre "El otro", por su director

Ariel Rotter, director de El otro, habla sobre su película, que presentará en la última función del año del Cineclub La Rosa, el miércoles 21 de diciembre a las 20 horas.

La Historia
La película esta compuesta por capas. Hay una capa aparente, evidente, que es la de la acción de su protagonista: un habitual viaje de negocios, de medio día, al interior del país, se trasforma en otro viaje: Al llegar a destino, Juan Desouza, descubre que el hombre que viajaba a su lado no se despierta. Secretamente, casi como un juego, decide tomar la identidad del muerto, inventarse una profesión, conseguir un lugar donde dormir: la posibilidad de no regresar.

En su nuevo estado de disponibilidad, el hombre no tiene compromisos. Nadie lo conoce, a nadie lo conoce a él. No tiene nada que hacer. Es libre. Pero quiere entender. Y encuentra una posibilidad única: Con su nueva identidad puede asistir a su propio funeral.

Pero la película trata ante todo de aquello que vive bajo su superficie: de modo incierto, trata sobre la decadencia física, sobre el temor a la muerte, la propia y la de nuestros padres, sobre el temor a nuestra propia paternidad, sobre el deseo físico, sobre el reconocimiento de nuestras limitaciones y el extrañamiento que atravesamos al percibir que nuestra vida va delineándose hacia un lugar que quizás no recordamos haber elegido.

La noción de Paternidad
Cuando, en la primera escena, se da cuenta que va a ser padre. Juan entra en un silencioso panico . Creo que la pelicula es eminentemente masculina en ese sentido.

Intenté transitar el posible camino oscuro que se desarrolla junto a lo mas preciado que le puede pasar a un hombre. ¿Cómo explicar una posible sensación de pérdida en este contexto?

Me interesa el instante despues, los días inmediatos a recibir una noticia transcendental. Cómo reacciona la cabeza, pero sobre todo como reacciona el cuerpo. Estoy convencido que el cuerpo no se equivoca.

Una súbita sensación de extrañamiento y distancia para con su mujer aparece en un terreno donde el amor se matiene mas vigente que nunca. Pero hasta el cuerpo de ella parece ajeno. Observa a su mujer mientras duerme y la percibe como a una extraña. Ese cuerpo que apenas se infla levemente con cada respiración es de una fragilidad que no se condice con el poder abrumador que tiene sobre él.

La noticia del embarazo funciona como un detonante, que potencia su percepción y sensibilidad frente a la decadencia de su propio padre.

El espejo deformante entre lo que fue nuestro modelo de seguridad y bienestar y lo que ahora tenemos entre manos, se presenta con una triste violencia sobre el paso inexorable del tiempo.

Aquellos que asistimos a las migajas de quien fue nuestro padre y tuvimos que atravesar el sinuoso sendero que comprende, el entender que de pronto nos convertimos en los padres de nuestros padres, el enojo que produce el tener que asistir a la dolorosa imagen de un cuerpo que lentamente va perdiendo su funcionamiento y la certeza que en algun momento, nosotros seremos los próximos en ocupar ese lugar, y será nuestro hijo quien nos bañe.

En el final, tras el recorrido que Juan realiza, aquello que se le presentaba como una dolorosa cotidianeidad no lo es menos, pero ese pequeño recreo, quizas le ayude a estar un poco mas en calma y de algun modo, sentirse afortunado de poder hacerlo.

Poder decirle que va a tener un hijo (quizás la culminacion mas hermosa de nuestra vida como hijos), poder disfrutar de atenderlo en sus ultimos momentos, ayudarlo a atravesar el pudor de verse limitado en sus necesidades básicas. Y juntos, esperar que el tiempo haga lo que tiene que hacer.

El tiempo de alguien
Durante el proceso de la película murio uno de mis mejores amigos. Tenía 41 años y fue junto con la muerte de mi padre, de los golpes mas duros que recibí en mi vida.

Dejando de lado el tremendo dolor, lo más impresionante fue la noción de que, repentinamente, podemos dejar de vivir . Y que le tocó a él , como me pudo haber tocado a mi.

En ese momento deseé poder tomar su lugar y que él tome el mío, con tal de que volviera de esa muerte injusta, tan a destiempo.

La escena del micro, tiene ese pulso. Ambos se durmieron, uno no se desperto. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? No importa. Lo cierto es que el otro no respira mas. La pelicula es de algun modo, mi modo de decirle a él y a mi padre que los extraño y que siempre los recordaré.

Creo que puedo hablar con cierta propiedad solo de aquello que creo conocer. Mi aproximación al cine tiene ese carácter. Hago cine para intentar obtener un poco de paz, de calma, respecto de mis propios fantasmas. No sabría cómo hacer algo que no me sea propio de algun modo. Esto no quiere decir que deba ser autobiográfico ni mucho menos. Pero sí debe pertenecerme de algun modo.

Hacer esta pelicula
Esta película sucede solo en la percepción y a través de los ojos de un hombre. Es su mirada la que conforma la película. Las cosas existen o dejan de existir conforme él las perciba. En su mirada podemos entender su busqueda. Fuera de ella, no hay nada.

Esta es una película sobre esa percepción y no sobre la comunicación de esa percepción.

Lo mas importante y el desafío era encontar esa mirada específica y no genérica sobre las cosas y el mundo. Toda imagen está viva si es específica.

El que en su interior encuentre resonancia de las cuerdas que suenan en la película podra seguir su música.

Todo el planteo formal de la película funciona en esa dirección. La puesta de cámara es estricta.

El protagonista es un hombre que está bien. Está bien con su mujer, con su padre, con su trabajo. No es el relato de un hombre en "No afinidad con su mundo". Es un hombre bien educado y cariñoso.

¿Cómo contar aquello que no es definible, en un hombre que esta en armonía con lo que lo rodea? ¿Cómo filmarlo?

Quise permanecer invisible en la película. Que tanto la imagen, como el sonido surgieran de la necesidad de acompañar al personaje del modo menos invasivo posible. No evidenciar la construcción. Y entendimos que el modo de hacerlo era desde la austeridad. La fotografía, el arte, el sonido, el montaje y la producción trabajan desde esa premisa.

Sin dejar de contar lo que se pretendía, hacerlo de un modo simple, directo, eminentemente visual. Con la menor cantidad de planos posibles. Algunas escenas necesitaban de 2 planos, otras de 12.

La película tiene pocos diálogos, pero considero que cuenta mucho. Contar con imágenes, en acción, lo que sucede en la percepción de un hombre.

Julio Chávez
No escogí al actor. Yo escribí para esta persona. Desde la primer palabra, para él. Fue su imagen la que le daba vida a las escenas a medida que escribía.

Julio tiene una verdad única. Su presencia tiene el alma suficiente para sostener una película y su mirada es una película en si misma.

El grado de compromiso de julio para con el proyecto supera los limites de lo imaginable. Solo aquel que filmo con él puede comprender la real dimensión de estas palabras. Fue un ejemplo de fe, concentración y voluntad para todo el equipo.

A su talento natural, le agrega una capacidad de trabajo notable y a su capacidad de interpretación, un impresionante caudal de análisis.

Sus herramientas como autor, director y artista plástico acompañan el desarrollo del trabajo previo y en rodaje. Trabajar con Julio es tener un aliado de lujo en el armado de cada puesta en escena.

El magnetismo de Julio en la pantalla es impresionante. Creo que más allá del papel que interprete, hay algo transparente en Julio y que tiñe a todos sus personajes: en sus ojos podes percibir que es una buena persona. Y esa humanidad es inconstruible.

Es un tipo fuerte, pero extremadamente sensible y frágil a la vez. Y esto se evidencia en cada escena de la película.

Ariel Rotter

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