jueves, 27 de agosto de 2015

"La mujer zurda", primer largometraje de Peter Handke

Compartimos la crítica de Augusto Martínez Torres en el diario El País publicada en la fecha de estreno español de La mujer zurda, nuestro próxima película en el Cineclub La Rosa, el miércoles 9 de septiembre a las 20:30 horas, con proyección en 16mm gracias al Goehte-Institut Buenos Aires.


Hoy se estrena en el cine Alphaville-4, de Madrid, La mujer zurda (1978), primer largometraje del conocido dramaturgo y novelista alemán Peter Handke, relacionado con el mundo cinematográfico por haber colaborado con Win Wenders, que ha producido esta película. Se trata de una minuciosa narración que describe el solitario mundo de una mujer separada con un hijo de diez años. Representó a la República Federal de Alemania en el Festival de Cannes de 1978.

Nacido el 6 de diciembre de 1942, en Griffen (Carintia, Austria), Peter Handke se da a conocer en 1965 con su novela Los avispones, a la que sigue su obra teatral Insultos al público. Desde entonces mantiene una incesante actividad que le lleva a escribir ensayos, radioteatro, poesía y guiones cinematográficos. Entre nosotros es especialmente conocido por sus obras teatrales: Kaspar (1968) y El pupilo quiere ser tutor (1970), montadas por José Luis Gómez. Y por sus novelas El miedo del portero al penalti (1970), publicada por Ediciones Alfaguara, donde ya aparecen las peculiaridades de su personal estilo; Carta breve para un largo adiós (1972), Alianza Editorial, en la que se puede apreciar la influencia del cine y de la novela negra; Cuando desear todavía era útil (1974), Tusquets Editor, breve colección de ensayos, y Desgracia indeseada (1975), Barral Editores, que gira en torno al suicidio de su madre. La amistad de Handke con el director alemán Win Wenders le hace relacionarse con la industria cinematográfica. En 1972, Wenders, tras hacer su larga práctica de fin de carrera, busca financiación para su primera película profesional y consigue que la televisión le coproduzca una adaptación de El miedo del portero al penalti, tercera novela de Handke, que en aquel momento está de actualidad. Aquí, Wenders comienza a interesarse por el característico héroe solitario de Handke, que va de un lugar a otro impulsado por un complejo «miedo al miedo», como dice Félix Winter, el protagonista de Alicia en las ciudades.


Handke interviene en la trilogía, que gira en torno al tema del viaje como forma de conocimiento de lugares y personas, con la que Wenders se da a conocer internacionalmente. La parte que transcurre en Norteamérica de Alicia en las ciudades (1974) está libremente inspirada en Carta breve para un largo adiós (Nota: este libro puede consultarse en el catálogo de la Biblioteca). Y Movimiento falso (1975) se basa en la obra homónima de Handke, que es una adaptación libre de Wilhelm Meister, de Goethe. En 1977, después de hacer El amigo americano, Wenders produce La mujer zurda (Die linkshändige Frau),basada en una obra de Handke publicada en 1976, que supone la perfecta adecuación cinematográfica de su peculiar estilo literario.


La influencia japonesa
Después de estar unos días sin verse, una mujer, Edith Clever, se encuentra con su marido, Bruno Ganz, y le dice que, durante la primera noche que han vuelto a pasar juntos, ha sentido que deben separarse, que tiene que vivir sola con su hijo. Así comienza la minuciosa narración de la soledad,de una mujer separada, aislada del mundo, que vive en una gran casa, medio vacía y rodeada de trenes, con su hijo de diez años; que hace traducciones para sobrevivir y que lentamente se encamina hacia la locura en su calidad de exiliada alemana en un París contemporáneo y hostil. Un día, la mujer, su hijo y un amigo de éste van al cine a ver Coro de Tokio (Tokyo no gasshu), (1931), una de las últimas películas mudas del gran realizador japonés Yasujiro Ozu, recientemente proyectada en la retrospectiva que le ha dedicado la Filmoteca Nacional. En una de las vacías paredes de su casa, una gran fotografía de Ozu preside una habitación.

La mujer zurda es un reflejo, tanto de la particular forma de escribir de Handke, de construir sus personajes solitarios y dispersos como de su gran admiración por la obra cinematográfica de Ozu. En la forma de estar planificada, en la lentitud en que se desarrolla la trama, en la manera de concebir las relaciones entre los personajes, se nota la bien asimilada influencia del maestro japonés.

Con esta primera película, Handke demuestra que sabe lo que quiere y que tiene un claro conocimiento de las técnicas de narración cinematográfica. Por lo que se sitúa entre los grandes creadores del denominado «nuevo cine alemán».

Augusto Martínez Torres
Diario El País de España, 19 de diciembre de 1979

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